La responsabilidad de tener ojos cuando los otros lo han perdido (parte II)
Parte 2 reseñando "Ensayo sobre la ceguera", escritor por el ganador del novel Jose Saramago
En el post anterior expliqué qué cosas nos ciegan según el autor de la obra “Ensayo sobre la ceguera”. En este post expondré las ideas principales del libro con respecto a quiénes les conviene cegarnos y cómo podemos liberarnos de esas cadenas.
¿Quiénes nos ciegan?
Para ninguno llega a ser un secreto que existe, actualmente, una guerra fría. Sin embargo, se basa, esta vez, en la lucha por el poder que tienen las grandes industrias sobre la prole; nosotros los ciegos.
“Ellos están esperando que acabemos aquí uno tras otro”
En el caso de la novela se trató del mismo gobierno del país quién intentó contener a los ciegos, tratándolos miserablemente y de manera inhumana. Su intención, en el fondo, fue que ellos mismos acabaran con la peste al quitarse la vida; o quitarla.
En la actualidad, estos tratos son disimulados, pero se espera que nosotros mismos nos dominemos por los miserables e inhumanos entretenimientos para no progresar y cada vez pensar menos.
Para ello, Jose Saramago lanzó una frase que, si se comprende a profundidad, encontraremos una gran verdad que reveló desde hace mucho tiempo describiendo nuestra realidad:
“Contentarse con lo que uno va teniendo es lo más natural cuando se está ciego”.
“Hicimos de los ojos una especie de espejos vueltos hacia dentro, con el resultado, muchas veces, de que acaban mostrando sin reserva lo que estábamos tratando de negar con la boca”.
La ceguera con la que vivimos revela nuestro interior, nuestros deseos, todo lo que somos. De esa manera somos más fáciles de controlar por las élites empresariales, gubernamentales e incluso por nuestros semejantes con ínfulas de videntes.
Pero la dominación no solo viene de aquellos entes que sabemos que están, pero que estamos muy ciegos para verlos (o admitirlo). Si no, que muchas veces también somos nosotros los que nos queremos cegar y nos acostumbramos a la penumbra blancuzca.
“Y si nos quedáramos así para toda la vida, nosotros, todos, sería horrible, un mundo todo de ciegos, no quiero ni imaginarlo”
Una esperanza para los que quieren ver
Para aquellos que no deseamos morir ciegos, existe una, aunque fugaz, esperanza de abrir los ojos, así sea para ver un poco antes de desaparecer.
Aunque es delgada la soga, prefiero aferrarme a ella a tener que rendirme ante la conformidad de vivir y sentir con las manos, oídos y aromas; también deseo vivir con la vista.
El autor nos ofrece varios principios que las personas que desean abrir los ojos pueden seguir:
-Si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias […] no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos”: Piensa antes de actuar o hablar, sin embargo, tampoco dejes que el miedo detenga tu honestidad o que paralice tu vida. Está bien equivocarse, pero seguir adelante aprendiendo de los errores es lo que nos llevará lejos.
- “Si soy sincera hoy, qué importa que mañana tenga que arrepentirme”: Una de las mayores virtudes del ser humano es la sinceridad. Que un mundo lleno de superficialísimo no ahogue la autenticidad.
- “Hay una gran diferencia entre un ciego que esté durmiendo y un ciego a quien de nada le ha servido el haber abierto los ojos”: Que el ver sea una virtud también, pero solo lo será si nos esforzamos por intentar ayudar a los demás a lograr lo mismo.
- “Hasta en los peores males es posible hallar una ración suficiente de bien para que podamos soportar esos males con paciencia”: Que las atrocidades que veremos luego de abrir los ojos no nublen nuestra esperanza de un mundo mejor. Dejemos que la paciencia abunde en nuestro camino.
- “Preguntar quién conoce aquí buenas historias para contarlas al caer la tarde, historias, fábulas, chistes […] qué pena que no haya una radio, la música fue siempre una gran distracción”: Nótese la diferencia de dejar que el arte nos ciegue, a hacer que el arte prevalezca ante el fin del mundo.
- “Bien vistas las cosas, no hay en el mundo nada que, en sentido absoluto, nos pertenezca”: Debemos despojarnos de todo apego material o emocional. Nada es nuestro completamente.
- “La dignidad no tiene precio. […] una persona empieza por ceder en las pequeñas cosas y acaba por perder todo el sentido de la vida”: Que ser humanos siempre sea la premisa que guíe nuestra vida. No dejar que la dignidad ni el sentido se pierda por ningún motivo.
- “Se sentaron a oír la lectura del libro, al menos no podrá protestar el espíritu contra la falta de alimento”: El conocimiento es alimento para el alma, esto debe primar antes que cualquier deseo material.
Una vez vi un vídeo que explicaba que para mejorar como persona no hay que leer libros de superación personal, si no, más bien, novelas. Estoy totalmente de acuerdo con esta idea debido a que, he encontrado más placer y más esperanza en la humanidad y el arte al leer esta maravillosa historia que cuando leí, por ejemplo, a Paulo Cohelo.
Pienso que tú deberías encontrar también ese goce.